IDAN ZARESKI

Idan Zareski, el escultor instintivo que capta el movimiento

Autodidacta, Idan Zareski plasma el movimiento y el espacio con una maestría que desafía los cánones académicos. Sus esculturas, que combinan resina y bronce, capturan cuerpos en movimiento, a veces en equilibrio, a veces congelados en un momento eterno. Sus talleres, repartidos entre Francia, Portugal y Florida, son testigos de esta alquimia creativa en la que cada pieza toma forma.

Zareski no se preocupa por las lecciones de arte o anatomía, prefiere seguir sus instintos y emociones en lugar de referirse a bocetos o planos preconcebidos. Sorprendentemente espontáneo, revela que casi el 90% de sus obras están terminadas en menos de una hora, lo que da fe de la fluidez e impulsividad que caracterizan su proceso creativo. Pero, ¿de dónde le viene su inagotable inspiración? Los recuerdos de su infancia, en su mayoría forjados en África, alimentan su imaginación y su inspiración. Es esta herencia visual y emocional la que se esfuerza por transmutar en su obra, dejando un amplio margen a la improvisación. Esto culmina en el «Bigfoot Family Project», en el que Zareski transcribe los rostros de su pasado, al tiempo que invita al espectador a explorar los contornos borrosos de la memoria y la creatividad.

La silenciosa llamada de la esperanza

En el universo artístico de Idan Zareski, toma forma una familia insólita: la Bigfoot Family. Formada por miembros como Babyfoot, Bigfoot, Ladyfoot, Grandpafoot, Grandmafoot, Longfoot, Coolfoot, Le Siffleur, Le Rebel y La Nena, este equipo simboliza una profunda unidad entre los seres humanos, más allá de la raza, el color y el origen geográfico. Estos personajes tienen grandes pies, metáforas de nuestras raíces y de nuestro apego esencial a la Tierra, nuestro paraíso natal.

A través de esta familia escultórica, Zareski pretende transmitir un mensaje de unidad y esperanza. En sus obras manipula y transforma la anatomía humana, amplificando ciertas partes del cuerpo, adoptando actitudes relajadas y dramatizando las formas con colores pop y generosos que van del morado metálico al verde brillante. Estas elecciones estéticas no sólo pretenden sorprender al espectador; también transmiten un mensaje de paz y tranquilidad.

Una mirada más atenta a estas esculturas revela una reflexión crítica sobre nuestra humanidad… Cada miembro de la familia Bigfoot transmite un mensaje de concienciación sobre las diferencias culturales y los orígenes. Como habrán deducido, al darle la vuelta a las formas humanas, Zareski nos invita a meditar sobre lo que nos une a pesar de nuestra aparente diversidad.

La familia Bigfoot: una presencia artística mundial

El arte de Idan Zareski trasciende las fronteras, y la Familia Bigfoot es una perfecta ilustración de ello, establecida en los más diversos rincones del planeta. Los miembros de esta familia de esculturas, emblemas de la unidad y la diversidad humanas, han fijado su residencia en diversos lugares de prestigio que reflejan la universalidad del mensaje del artista. Ya sea a través de obras monumentales o de piezas más modestas, la huella de Zareski es omnipresente…

Miami, Nueva York, Mónaco, Ciudad de Panamá, París, Cartagena y San José (Costa Rica) son sólo algunos de los lugares donde ha echado raíces. Las obras de Zareski se encuentran en museos, galerías, exposiciones de arte, hoteles de lujo y parques, ¡enriqueciendo entornos que ya están impregnados de historia y cultura!